Procuradora MARIA TERESA PLATA JIMENEZ

Jueves, 18 Noviembre 2021 11:14

"La droga no se va a quitar, es como poner puertas al campo"

Nació en Salamanca y allí volverá cuando cese este mes como juez decana de los juzgados placentinos. La esperan su madre y su hijo, un «arraigo» familiar que ha motivado su marcha, tras veinte años en Plasencia, la mitad al frente del juzgado número 1. Es cercana, amable y recuerda cada fecha sin titubear. Nos lleva a su sala para esta entrevista.

-Cuando salió la plaza en Salamanca no se lo pensó.

-No porque son oportunidades que no puedes dejar pasar porque no vuelven. En Plasencia he echado raíces y tengo muchos recuerdos, yo lo tenía muy claro, o era algo que realmente me apeteciera o, si no, aquí tengo casa, amistades y estoy muy bien. Pero a estas alturas de mi vida lo que más me importa es la familia.

-¿Qué recuerda de aquellos juzgados del 2001?

-Me gustó mucho el palacio porque era un auténtico palacio. Te integraba en la ciudad y recuerdo ver la Semana Santa, la cabalgata, aunque me impactó mucho que, por un lado, se casaban en el registro civil y, por otro, entraban los detenidos y todos por la misma puerta y eso hoy no se da. Además, se necesitaba lo que ahora tenemos, un juzgado más porque Plasencia estaba sobrecargada de trabajo y recuerdo que los funcionarios eran muy buenos trabajadores. También el Penal se sobrecargó y hoy tiene un apoyo.

-¿Cree que es necesario el segundo Penal que se reclama?

-Sí. No tiene nada que ver el volumen de trabajo de ahora de cuando se creó ese juzgado. Lo que ocurre es que quizás, en los años venideros, en Plasencia va a haber un cambio y lo que va a venir es la implantación de la oficina judicial tal y como está en Mérida, con unidades judiciales y servicios comunes. La idea es optimizar los recursos humanos e igualar la carga de trabajo y este edificio está diseñado para ello.

-¿Qué logros se han conseguido en estos años y qué necesitan todavía los juzgados?

-Se ha conseguido el juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 5. Se luchó muchísimo y se consiguió porque estábamos todos a una y el ministerio se dio cuenta de que Plasencia no podía seguir como estaba, con un 200% de carga de trabajo. Lo que necesitamos ahora es, o el juzgado de lo Penal o que, cuando se implante la oficina judicial, los servicios comunes de ejecución estén bien dotados de personal porque la ejecución es el caballo de batalla de la Administración de Justicia. Hay que luchar para que se ejecuten y se dicten las sentencias en un tiempo razonable.

-¿Cuánto es razonable?

-Los plazos los marca la Ley y en Plasencia se suelen cumplir bastante bien. Vamos señalando a dos meses vista y porque no da tiempo a citar antes a testigos y parte y también dependemos de Correos.

"Las sentencias hay que ponerlas con la cabeza y con el tecnicismo en Derecho, no con el corazón y eso a veces no gusta"

-¿Y el juzgado comarcal de violencia de género?

-Ya se ha prescindido de él porque la presidenta del TSJEx está luchando por uno provincial en Cáceres, con lo que el resto de los de la provincia no tendrían que asumir esos casos.

-¿Por qué hay tanto cambio de jueces en Plasencia?

-Lo que ocurre es que el partido judicial es muy amplio y el número de habitantes pasa de 100.000. Los jueces llegan jóvenes y se van marchando después a ciudades más grandes. Además, aquí se trabaja más porque hay menos personal y tenemos los pleitos de las ciudades y de la zona más rural. Pero aquí también se aprende muchísimo porque el civil es fuerte y a nivel penal también. Esto es un cruce de caminos y en ese cruce, hay tráfico de droga porque se queda aquí y distribuimos.

-¿El mayor volumen de trabajo se da por el tráfico de droga?

-Sí. Lo que más se ha instruido en estos veinte años ha sido el tráfico de drogas. Plasencia no es una ciudad peligrosa, pero el tráfico existe, ha bajado por la pandemia y se está reactivando. Eso no se va a quitar, es como querer poner puertas al campo y es un trabajo constante de la policía. En San Lázaro se ha hecho mucho, pero tasa cero es imposible.

-¿Cuáles son las mayores causas civiles?

-Hay muchos divorcios, separaciones, no dan los números para crear un juzgado de familia, pero están ahí ahí. Podemos tener unas 400 causas, que son bastantes.

-¿Y violencia de género?

-Suele haber tres o cuatro de media a la semana. Yo empecé en ese juzgado y ha aumentado.

"A pesar de que tenemos un poder, al final nos iguala a todos la dignidad; nuestro trabajo es tan digno como el del señor que me pone el café todas las mañanas"

-Hace unos años, una persona intentó quemarse a lo bonzo y aumentó la seguridad.

-Sí. Se cambió el arco de seguridad y se pusieron Guardias Civiles de apoyo a los vigilantes, con lo que aumentó muchísimo la seguridad del edificio y los controles son más exhaustivos.

-¿Qué opina de la valoración que se hace en la calle de la Justicia?

-Opino que la Justicia no se conoce desde dentro. Los casos más graves son los que ve la ciudadanía, pero en Plasencia terminamos cada año con 800 asuntos civiles y 500 o 600 penales. Cuando un ciudadano viene a pedir justicia hay dos partes y uno gana y otro pierde. Nosotros somos técnicos en Derecho y tenemos que ser buenos jueces, no jueces buenos.

-¿Qué quiere decir?

- Que, si somos buenos jueces, es porque estamos muy preparados, pero la persona que está inmersa en un asunto judicial tiene mucha subjetividad y el juez debe ser objetivo. Somos personas, pero te abstraes. Las sentencias hay que ponerlas con la cabeza y el tecnicismo en Derecho y no con el corazón y eso a veces no gusta. Creo que la gente opina sin haberse leído las sentencias, a veces opinamos sin saber y las posibilidades de equivocarnos son muchas. Creo que hay que ser cauto y tener sentido común, que falta.

-Pero los jueces son humanos, también se equivocan.

-Por supuestísimo. Yo tuve que declarar la nulidad de un juicio mío porque no se grabó y el contenido de la primera sentencia y de la segunda fueron diferentes y eso me hizo recapacitar. Cuando pones una sentencia, tienes que intentar que sea acorde con el Derecho y con la Ley, otra cosa es que sea justa como se entiende en la calle. Desde entonces, a las sentencias les doy un poso, las pienso y las vuelvo a pensar y cuando tengo ese instinto de es la que es, es cuando la pongo, porque nuestro trabajo tiene mucho de instinto.

-Un consejo para su sucesor.

-Que no pierda de vista que, a pesar de que tenemos un poder, al final nos iguala a todos la dignidad. Que debemos ejercer con sencillez, humildad, dedicación y esfuerzo y que todos somos iguales ante la Ley. Nuestro trabajo es tan digno como el del señor que me pone el café todas las mañanas.

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